Categoría:Bacteriófitos

Acerca de este grupo de vegetales decíamos así en nuestra «Botánica pintoresca»:

«El nombre de este grupo deriva del griego bacterion, que ha dado nombre al género Bacterium, el cual viene a ser el representante más calificado de esta división. Con bacterium y phytum, vegetal, se ha formado la voz bacteriophyta, plural de bacteriophytum, que ha de traducirse como queda indicado, y significa vegetales del grupo de los bacterios.

»Los bacterios son vegetales simplicísimos. Cada bacterio está constituido por una sola célula, y esta célula se compone de una partícula protoplasmática rodeada de una membranita que, hasta cierto pun­to, la aísla del medio en que se desarrolla. Estos pequeños organismos unicelulares son tan pequeños que, las más de las veces, colocados en fila, un millar de ellos apenas si llegan a un milímetro.

»De ello se deduce que los bacteriófitos son seres que no podemos ver sin un buen microscopio, y que sólo cuando éste amplifique un millar de veces la imagen real de tales organismos se nos hará visible, aunque, aparentemente, no mayor de un milímetro. Damos estas medidas como valor promedial, por­que aun cuando puede haber algunos algo mayores, otros no llegan ni siquiera a una miera, esto es, a una milésima de milímetro.

«Aunque los bacterios, cuando nos referimos estrictamente a las especies del género Bacterium, tie­nen forma alargada, es decir, de figura de un bastoncito, que es lo que expresa la palabra griega bacterion, los hay de diversa longitud, es decir, más o menos prolongados; y en esta división de los bacteriófitos también existen formas redondas o redondeadas, como un diminuto coco. En los cocos sólo varían sus dimensiones, o, a lo sumo, estirándose un poco la célula globulosa, da una forma elipsoidal. Pero en los bacteriófitos que tienen figura de bastoncitos cabe distinguir los que son perfectamente rectos de aquellos que se manifiestan ligeramente curvados o muy curvados, o ensortijados o retorcidos a modo de tirabuzón. De todos modos, de una sola célula de membrana lisa, sin complicaciones de ninguna clase, ni abolladuras, resaltos, entrantes, salientes, etc., pocas son las figuras que pueden resultar. En realidad, únicamente las indicadas.

»La simplicidad de los bacteriófitos no estriba únicamente en su constitución unicelular, sino en las características de la propia célula. Las células, aunque siempre pequeñas, tienen complicada organiza­ción. Dentro de ellas se diferencian orgánulos, el principal de los cuales es el núcleo; pero en los bacte­riófitos tales orgánulos se reducen a casi nada perceptible. Por faltar, falta incluso el núcleo; aunque poseen sustancias nucleares difusas. De modo que sus células pueden calificarse de incompletas o rudi­mentarias.

»En general, los bacteriófitos carecen de clorofila y de todo pigmento fotosintetizador; por consi­guiente, son organismos heterótrofos, que necesitan sustancias orgánicas ya constituidas como base material de su existencia. Esas sustancias pueden hallarlas en los organismos muertos y en toda clase de restos orgánicos sin vida, y se califican de saprófitos; o las sustraen de organismos vivientes, sobre los cuales o dentro de los cuales se alojan, y se califican de parásitos...

«Habiendo bacterios que llegan a la edad adulta y son capaces de dividirse en menos de una hora, el número de descendientes de un solo individuo puede llegar a contarse por billones al cabo de un día, o poco más, de vegetar. El peligro de estos microorganismos radica, por una parte, en esa extraordinaria facultad multiplicativa, y, por otra, en que, muchos de ellos, como resultado de su manera de modificar las sustancias absorbidas, es decir, a causa del metabolismo, producen otras que pueden ser muy tóxicas, las cuales salen del organismo o, al morir el bacterio, se esparcen en el sustrato.

«El estudio de toda clase de bacterios ha promovido el desarrollo de una disciplina autónoma, que recibe el nombre de bacteriología. Los estudios bacteriológicos establecen sobre bases morfológi­cas y biológicas los límites de las especies y razas de bacterios, determinan su toxicidad respecto al hombre y a los animales y plantas, principalmente de los domésticos, y la manera de hacerles frente, y, desde el punto de vista industrial y agrícola, cómo pueden aprovecharse las facultades de muchos de ellos».

Por consiguiente, nos basta aquí con hacer mención de este grupo de vegetales microscópicos de organización simplicísima, porque todo cuanto les concierne, tanto como causantes de enfermedades, como en lo tocante a la obtención, a partir de ellos, de remedios para combatirlas, pertenece a la bacte­riología y requiere conocimientos y laboratorios especializados.